No tengo una sensibilidad
privilegiada. No tengo un espectro cultural envidiable. No estoy
implicado en una educación de calidad indiscutible. Únicamente proclamo
mi valor innegable para la existencia del universo desde este terreno, el
terreno en el que todos somos encantadores. El único terreno en que nos
parecemos más a lo que queremos que a lo que tristemente somos en la realidad
interpersonal. Creo que si algo detesto terminantemente de las redes
sociales es justamente eso: todos somos personas maravillosas. Todos
tenemos algo interesante para decir, somos estetas, conocedores humildes del
más vasto dominio historiográfico de las artes y las ciencias, charlatanes
falaces ocultos en su perpetua falsa modestia. Hoy vi una película
increíble. Mañana leeré un libro que ustedes no conocen. Hoy
escuché un disco inaccesible. Lo único que me consuela es esta conciencia
de la situación. Me veo inscrito en la misma mentira que todos
ustedes. No soy, probablemente, un cuarto de la persona que alguno
identificaría como el autor de este blog.
Hace un estupendo clima.
No hay motivo entonces para quedarse en casa detestando estetas. Buenos días Don Belianís. En esta Isla Utopía se respira el aroma de la virtualidad y de las verdades en potencia. Me voy con la cuarta parte que queda de mí, a tomar el sol.
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