A estas alturas de mi vida
digital entiendo que no represento poder de convocatoria alguno, pero no me
angustia. Sobre todo porque he visto que nada cuesta conseguir que tus millones
de amigos y familiares lean lo que les pides cuando se los pides. Pero en eso queda:
en un favor que te hicieron. Después difícilmente acudirán a ti,
porque el modo en que llegaron a tus textos fue como efecto de una petición.
Más valen los lectores naturales. Hoy sólo quiero invitarlos al blog de mi amigo Poli
(Carlos Rojas) para que se rían un rato. Quizá encuentren algo que apele
naturalmente a su sensibilidad y se vuelvan visitantes igualmente naturales de
sus textos. O quizá no. Pero ya estará en ustedes.
Sí que es ameno, lo incorporo a Plus Ultra, me gustaron mucho la intención y las maneras. Muy bien esto de los lectores naturales, Rodolfo, son los que perduran.
ResponderBorrarSalud
Me da verdadero gusto, Manuel. Siempre es bueno sentir que un contribuye a intrincar las redes que se van tejiendo en esta esfera, hacerlas más tupidas y vivas. Y me ha recordado cierta reflexión con lo de los lectores naturales, a ver si en la entrada siguiente. Un saludo.
BorrarYa ves que si tienes poder de convocatoria, y además estos lazos que van cayendo son garantía de buena amistad, Carlos me ha dedicado una entrada, inmerecida por mi parte por supuesto, pero no caerá en saco roto. Tengo suerte de teneros de lectores y amigos, para mi es un orgullo.
ResponderBorrarSaludos
El orgullo por estas amistades es recíproco, Manuel. También acá hemos tenido suerte de dar con tu blog y con la telaraña vibrante que de ahí nace. Un saludo afectuoso, buen amigo.
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