febrero 25, 2012

Bienvenida



Tiene que ser cierto aquello de que la gente cambia, porque en esta misma dirección de blog había siete entradas que hoy releí y me parecieron particularmente imbéciles. Eso puede significar principalmente dos cosas: una es que si me precio de aprender de los errores, debería suponer que en lo sucesivo será todo igualmente imbécil y vano, que jamás valdrá la pena cuánto me esfuerce, y que más digno sería abandonarlo todo antes que dejar en claro que la forma que esto puede tomar será siempre la peor de las posibles; la segunda cosa es que ni que esto fuera qué, pero ahí está el conflicto.  conflicto, dado el caso. Es como si lo que acabo de leer (que finalmente soy yo hace unos meses) no cumpliera con un cierto estándar de lo que sea que impliquen las cosas en mi percepción actual; pero me repugna, porque esa tendencia es únicamente deplorable e inconducente.
Escribo como si pensara que alguien me va a leer. La reflexión me puede hundir en el lugar común de que esto es internet, y que si tanto me da igual que me lean como que no, pues mejor no hago blog y se acabó. Igual y tiene algo de poético pensar en que este será el bueno, el que renace de las cenizas del que le precede, ave fénix, hotel sobre cementerio indio. Pero tengo que creer que seré leído, y eso influye ahora mismo en mi redacción, en esa cierta oralidad que le quiero dar a los enunciados como para no aburrirme a mí mismo. Pero es falsa, y sepan (?) que en general se parece a todos los otros intentos. Desde ya se empieza a cumplir lo que vengo insinuando, la redundancia, el hastío, y no tiene sentido, menos pensando en que esto es una bienvenida. Como yo soy así dizque bien arborescente, llego al punto en que algo me suena concluyente solo para bifurcarlo, proponerle una disyunción, no acabar de terminar. Me la puedo vivir en abrir incisos para siempre: a) quizá en el fondo no quiero hacer un blog; b) reflexiono una cosa al punto en que puedo llegar a un resultado más o menos aceptable habiéndome saltado sus etapas factuales. En este caso es como si todo convergiera en la noción total de que escribir un blog, para mí, es la perdición de no acabar por escribirlo, pensarlo y no hacerlo. Es saber que todo saldrá mal antes de proceder. Es llegar a dentro de unos meses, cuando agotado y desmotivado decida borrarlo todo y probar suerte en otra ocasión. La cosa es que me adelanto al cómo me sentiré sin darme tiempo para comprobar si habrá algo de bueno o valioso en lo que siga.

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