Eso se lo escuchaba a mi papá. Que
en eso quede. Internet, en su cara más visible y superficial, es una puerta abierta a
contaminar la raíz del recuerdo y la tradición. Es la tentación por buscar este
proverbio y saber que no, que es un antiquísimo refrán árabe o chino. No quiero
saberlo. Por favor, por una vez no quiero más información, más datos aislados,
inconexos, inútiles.
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